20 julio, 2007

Mari

La vi por primera vez hará como 6 meses, tal vez un poco más. Me llamó la atención su porte y su estilo de señora bien. Su look, madre de un amigo no pegaba con el entorno. Se la veía elegante y linda a pesar de ser una mujer de unos cincuenta largos. Siempre sonreía. Me la encontraba de vez en cuando en la parada del ómnibus, de camino a mi trabajo. Cierto día y al escucharla hablar, me dí cuenta que era española. Mayor fue mi incertidumbre. No es que no haya españoles en New Jersey, es que es difícil encontrarse a una mujer de esas características y nacionalidad en "la vuelta" de los ómnibus. Algo en ella no cerraba, eso estaba claro. Una cosa lleva a la otra. Una tarde quedamos solos en la parada e inicié el típico comentario del alpedista, "que calor eh". Lo cual obtuvo una linda respuesta de manual. Naturalmente y luego de esa mini conversación vacía, ella me dijo que era argentino lo que enseguida aclare, tal vez con demasiado énfasis, pero nunca está de mas separar los tantos en ese sentido.

Luego de romper el hielo, ya nuestros encuentros traían consigo alguna charla. Obviamente cosas banales y cotidianas. Así me enteré que era cocinera a domicilio. Que trabajaba en dos casas de familia. Una en Brooklyn y la otra en Englewood, lugar que teníamos en común. Por mi lado y a medida que esa especie de amistad avanzaba, le contaba de mis planes, de mi compromiso con Anita, de la idea de volver a Montevideo y de ahí para su patria a seguir la vida. Ella por su lado me comentó que era valenciana y le dije que tenía un amigo por esos lares, etc, etc. La verdad que al conocerla un poco mas me pareció una persona súper agradable y confirmé mi teoría de que era una mujer extraña para ese ambiente.

Una noche volviendo los dos de nuestros respectivos trabajos, me dijo que la última vez que me bajé del bus, vio donde vivía (el bus me deja en la puerta mismo) y que como una de sus hijas venía con su familia por mas de un mes y mi edificio le gustó, le hiciera el favor de averiguarle si por esas casualidades rentarían un apartamento amueblado. Fue en ese momento que intercambiamos teléfonos y yo quede en llamarla. A los pocos días la llamé y le dije que lamentablemente no había nada disponible. Me agradeció mi interés, mi gestión y nos saludamos. Le desee que pasara muy bien con su hija y su nieto. Beso, beso y bye, bye.

Pasaron como 3 meses y no volví a verla. No pensaba para nada en ella y es mas, si no la hubiese vuelto a ver, capaz que me saltaba en la mente en Montevideo o mismo en Mallorca. Resulta que hoy al mediodía y dado mi nuevo cambio de horarios en el trabajo, me la encontré. "Hola, como estas tanto tiempo, que bueno verte, como pasaste con tu familia", por lo que obtuve de parte de ella una devolución de preguntas de esa índole. Que tu mujer, que los planes, que el calor, que la humedad, etc. Cuando subimos al ómnibus y luego de sentarnos, me dice, "me vuelvo a España en Navidad". Que bueno, que buena decisión le digo yo. A lo que me respondió que si, que se sentía con fuerzas para volver y fue ahí que me dijo, "bueno te lo voy a contar todo".

Resulta que su hijo menor y con 26 años de edad había muerto en un accidente de tránsito. Justo después de despedirse de ella. Un 2 de Enero. Desde ese día perdió por completo el sentido de su vida. Nunca pudo asimilar la pérdida. Por que un minuto estamos y al siguiente no. Por que a él. Por que a mi. Luego de un año encerrada en su casa, decidió salir. Pero para venirse para NYC. No podía soportar la ciudad sin su hijo, no podía soportar a la gente que sabía su dolor y la trataba con pena. No se podía soportar viviendo ahí. Vino a buscar soledad. Vino a buscar un lugar donde poder encontrarse, sin reconocerse. Sola, o sola con su hijo. Un lugar en donde no le importara nadie, ni nada. Me comentó que hasta que llegó a USA, nunca había trabajado. De la casa de sus padres al casamiento. Del casamiento a los hijos. Su vida era esa. Me ponderó el modo de vida de su hijo. Me habló de la importancia de vivir el día a día y me hizo emocionar. Me hizo pensar lo que todos sabemos y tratamos de ocultar a diario, en cada segundo de nuestras vidas. No sabemos nada. Somos nada.

Me despedí de ella y le agradecí el haber compartido su historia conmigo. La verdad que no fue un viaje mas a mi trabajo. Fue un cachetazo de la realidad. Fue una mezcla rara de sentimientos. Por un lado el dolor de esa mujer, de esa madre, me alcanzó. Pero ese mismo dolor me dio fuerza para seguir y me saco una extraña pero particularmente calma sonrisa. Es la vida. La perra y hermosa vida.

Desde lascabecitas, un beso especial para Mari, un aguante para su hijo y aguante la monada. Vamo arriba !!

12 comentarios:

il padrino dijo...

Que placer leer tus anecdotas, samin!!!, la verdad es enviadiable la forma en que posicionas al lector en la situación y lo llevas hasta por el camino del omnibus!!, la verdad que este blog es de puta madre, ya lo dicen desconcidos. NO PARES DANOS MAS Y MAS!!! jeje es lo que tiene en endrogar de palabras a la gente, nunca es mucho!!!

Unknown dijo...

sam ... impecable como siempre.. mago... impresionante de emocion... que es la vida sino?

Anónimo dijo...

en una palabra: im-pre-sio-nan-te.
la muzza en su máxima expresión.

Anónimo dijo...

Espectacular, mas de ésto for pavor

Quico dijo...

Tòcala de nuevo, Sam

Anónimo dijo...

un grande Sam, milanesa, o simplemente Dié.
qué buena contada man!
abrazo grande como el Bolso!
y me alegro que haya vuelto lascabecitas!!!
TEXTRAÑABAMOOOOOO!
Coco

lascabecitas dijo...

un abrazo a todos, grande Coco, que lindo tenerte por aqui.

vamo arriba !!!!

juan dijo...

aflora y se desarrolla esa capacidad innata de relato vivencial.
beso hermano
jonas

lascabecitas dijo...

tks!

Castellón Opina dijo...

La verdad que tu relato es digno de ser impreso. Casos con menos cuerpo se ofrecen a diario sin mas-

Valencia, imagino que te contaria el secreto de la buena palla valenciana...

Un saludo

Anónimo dijo...

bien sammmm.. me gusto...

Anónimo dijo...

narra.....