Pesadilla en Englewood Cliffs

Era un día mas. La normalidad lo abarcaba todo. Mediodía.
En la tv, el mundial. En la radio el Uruguay. En el msn, amigos.

Me dirijo a mi lugar de trabajo. Tomo el omnibus a la hora de siempre.

El partido de Brasil vs. Japón ya estaba en marcha. La radio encendida de la oficina me diría el resultado.

No es que me interesara en demasía, pero valía como excusa para distraer un poco el ambiente.

Al llegar, la escena era tal cuál la imaginé. El relator, comentaba las jugadas, mis compañeras, acotaban.

Era un partido intenso y para ese momento Japón ganaba uno a cero.

Fue ahí que lo escuche. Mi cuerpo respondió con un sudor frío mezcla de pavor con incredulidad. Quede paralizado. Fué como haber visto u oido al mismísimo "Sataná", diciendo "San, San".

De entre las tinieblas y con voz cavernosa escucho las magicas palabras. "Mbono".

No lo podía creer. Al principio pense que era solo una jugarreta de mi mente. Que como extrañaba esas palabras y al escuchar un partido, se me aparecieron en mi cerebro enfermizo.

Pero era mas cierto que la guerra de Irak.

A ese terrorifico "mbono", le siguió un, "eh, Brasil, eh, bueno, este muchacho Ronaldo, esta eh, bueno, pasado de peso, yo no lo hubiese incluído en el team, pero mi amigo Parreira tendrá sus razones eh?".

Si señores el Toto, el Doctor Jorge Da Silveira era el comentarista invitado de la radio Latina que trasmite para los EEUU.

No me causo gracia, es más pense en el suicidio inmediato. La peor pesadilla es pensar que te liberas de algo y revivirlo de repente, sin anestesia.

Fiel a su estilo, dió palo. Para el segundo tiempo se les unió Grondona Jr., las anécdotas fluían como un manantial.

"Mbono, Grondonita, con su viejo eh?, grandes charlas de fútbol en el mundial de Alemania 74 eh? y en su casa, como no"

Mi Dios. Yo transpiraba y deseaba que ese maldito partido terminara de una vez. No podía concentrarme en el trabajo, me reía nervioso.

Al borde de la locura, dios escuchó mis plegarias en arameo (gracias Mel) y fué ahí cuando una compañera de trabajo me pide que le de una mano en el segundo piso.

Cuando volví, el partido había terminado.

El silencio dominaba el ambiente. Me senté asustado. Relojeaba la radio. Lo habré soñado?.